Análisis de la película «El Espíritu de la Colmena» del director Víctor Erice (1973) en forma de audiolibro. Partes 4 y 5, fragmentos del libro inédito «Filosofía y cine. En busca de la felicidad» del autor Benjamín Santos. España, 2014

Estimados amigos y amigas, buenos días.

En esta ocasión (año 2023) y en conmemoración de los 50 años de la realización de la película largometraje «El Espíritu de la Colmena» (1973) del director Víctor Erice, tengo el placer de compartir con todos y todas vosotras el fragmento del libro inédito «Filosofía y cine. En busca de la felicidad» (2014), del autor Benjamín Santos Sáez que contiene el análisis de este memorable film, de especial transcendencia en la cinematografía mundial y del cine español.

A su vez comparto con todos vosotros las 2 partes «El Espíritu de la Colmena 1 y El Espíritu de la Colmena 2» que contienen dicho análisis en forma de audiolibro y las fotografías de las localizaciones realizadas en 2014, 40 años después de la realización de la película aproximadamente. Tomadas en el pueblo de Hoyuelos (Segovia), localización de la película.

Deseo les guste. Un abrazo y un cordial saludo. Gracias.

Localización de la película «El Espíritu de la Colmena» 40 años después. Hoyuelos, 2014
Localización de la película «El Espíritu de la Colmena» 40 años después. Hoyuelos, 2014
Localización de la película «El Espíritu de la Colmena» 40 años después. Hoyuelos, 2014
Localización de la película «El Espíritu de la Colmena» 40 años después. Hoyuelos, 2014
Localización de la película «El Espíritu de la Colmena» 40 años después. Hoyuelos, 2014
Localización de la película «El Espíritu de la Colmena» 40 años después. Hoyuelos, 2014
Localización de la película «El Espíritu de la Colmena» 40 años después. Hoyuelos, 2014
Localización de la película «El Espíritu de la Colmena» 40 años después. Hoyuelos, 2014
Parte 4. Libro inédito «En busca de la felicidad». Análisis de la película «El Espíritu de la Colmena 1» (1973) del director de Víctor Erice
Parte 5. Libro inédito «En busca de la felicidad». Análisis de la película «El Espíritu de la Colmena 2» (1973) del director de Víctor Erice

Fragmento del libro inédito «Filosofía y cine. En busca de la felicidad» de Benjamín Santos (Celemín) acerca de la película «El Espíritu de la colmena» (1973): (páginas 17-18)

Pero, ¿Qué es lo que hace «intemporal» a esta obra maestra del cine español?.

Quizás las obras maestras no son de ninguna manera intemporales por sí mismas, y por tanto, tampoco lo es de esta manera El Espíritu de la Colmena, pues para que esta película se haya convertido en un hecho materializado en intemporal ha necesitado del apoyo del inconsciente colectivo, sin el cual la obra se vería desprovista del mágico poder de sugestión y significados que le otorgan esta característica. La importancia de esta obra maestra podría estar relacionada con su forma estética, tanto en su argumento y guión definitivo como en su aportación plástica, auditiva y visual. Se trataría de una pintura del tiempo, que ha cometido el delito de introducirse en el interior de toda aquella persona que la ha sabido valorar o tiene conocimiento de ella; de la obra y su contenido. Y para tal cuestión es necesaria la identificación o empatía con sus personajes y con la idea del encuentro a lo largo del film.

La estética poética de El Espíritu de la Colmena, no puede limitarse a aspectos compositivos o formales de la imagen, fotográficos, visuales, o auditivos, etc, elementos que son sumativos al carácter total de la obra, pues la obra debe ser valorada en su conjunto, aunque el conjunto sea la suma de todas sus partes, que no podemos evadir, y en cuyo caso el orden de los factores no afecta a la suma, pero sí el tratamiento y omisión de los factores propios de este lenguaje elíptico que sí afectan al significado, y por tanto también a su estética. De hecho, los significados comunicados e interpretados por el espectador influirán en la percepción y apreciación de la belleza del film.

La componente formal o sintáctica, la destreza en su manipulación artesanal, aporta una cierta semántica, que evoca un resultado pragmático o función social.

La sintáctica de El espíritu de la colmena, responde a ciertos factores casuales y causales que hemos descrito anteriormente, entre los que están implicados el buen hacer y el azar, la supervivencia y el instinto con el objetivo de la realización última del film. El consciente, la razón, y el inconsciente.

La semántica comunicada por la forma, las palabras o diálogos, la Kinesia o los gestos, las acciones, la imagen en sí misma, de los escenarios o localizaciones, de los momentos cinematográficos, del encuentro y sus omisiones, el fuera de campo, la elipsis o el no vacío, conforman una progresiva variedad de interpretaciones tendente al no fin o infinito de posibilidades, sin acotación precisa de significados.

Esta acotación imprecisa de significados es la que de forma pragmática convierte a la obra en intemporal. La belleza de esta imprecisión hace que la estética del film más allá de forma visual y auditiva, no esté definida claramente y que el observador pueda participar en la construcción de estos significados que abordan una vertiente histórica y psicológica de la sociedad y del individuo, y que incluso ideológicamente se comunique sin transmitir un posicionamiento claro. Que se retraten unos hechos y acciones, que a su vez se manifiestan libres y puros, que en su forma hacen que el espectador se sitúe de una forma inconcreta y confusa, incitando a la reflexión crítica y libre. Su forma es incapaz de herir cualquier sensibilidad, pues cualquier acción u hecho reflejo de la cruda realidad es evadido con una comunicación sutil, que suprime lo grotesco y rudo que pudieran mostrar ciertas imágenes si se mostrasen explícitas.

El umbral con lo siniestro está presente. Las lindes están claras, y allí la belleza siempre está presente, pues no se atraviesa esa frontera, salvo en su insinuación. La película nos permite a todos los espectadores volver a ser niños, y evadir cualquier atisbo de tristeza de una realidad no inocente, de crueldad, o ventana a la muerte, para permanecer en un cuento, que es la propia historia del relato fílmico, la concreción o reflejo una sociedad concreta, de la imaginación y el descubrimiento del mundo por parte de una niña, que es o podría ser cada uno de nosotros.

La mirada de Ana, hacia el mundo que le rodea, su vulnerabilidad y autenticidad, fragilidad y pureza de espíritu, aparte de descubrir los artificios creados por un mundo adulto, permanecerá intacta a lo largo de toda la película. Y así también, permanece el sueño de todo observador al conservar la ilusión de la niñez (su niñez perdida) en el transcurso del film, sin despertar al mundo de los adultos, de su realidad, y de cierto estado de conciencia comúnmente aceptado, de la razón, y de la cotidianidad.

Este punto de vista empático hacia Ana, de todo observador, que vivo, evoluciona en el descubrimiento del entorno hasta abandonar la ingenuidad y desconocimiento implícito en la niñez y la juventud, que nuestro personaje aún conserva, es el que hace que esta obra sea intemporal y transcienda al tiempo. De hecho, el espectador regresa de algún modo a su niñez, y a contemplar de manera nostálgica la felicidad de ese estado vivido y abandonado en su pasado y en sus recuerdos. ¿Qué adulto no querría volver a ser un niño?.

Lo natural, lo primario, lo no condicionado por la educación en el contexto social, se enfrenta en esta película al mundo del artificio, de lo creado por la mano del hombre, al mundo de la máquina, a la modernidad, y como hemos dicho anteriormente a la razón. ¿O más bien convención social?. La belleza permanece de hecho, porque El espíritu de la colmena, es un buen trabajo de investigación sobre el umbral de ella misma, y la realidad contemplada nos muestra su esencia, pues las fronteras de lo bello no se atraviesan, sino que permanecen latentes, dejando entrever sus peligros, así como los errores del inconsciente colectivo del ya pasado, o el retrato de la sociedad alcanzada por hechos ya consumados.